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"El triunfo del sacramento de la eucaristía" de Francisco de Herrera el Mozo, vuelve a la Catedral de Sevilla

Tras su restauración en el Museo del Prado, hoy 10 de agosto, regresa a la catedral de Sevilla una de las obras más importantes de la producción de Francisco de Herrera el Mozo: El triunfo del sacramento de la eucaristía, que fue un encargo que la Hermandad Sacramental de la parroquia del Sagrario de la catedral hizo al artista a mediados del siglo XVII.
 
Esta pintura se había trasladado a Madrid con motivo de la exposición «Francisco de Herrera el Mozo, y el Barroco total», muestra que finalizó el pasado 30 de julio y que ha sido comisariada por Benito Navarrete, catedrático de Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid.
 
El número 105 de la colección Arte Hispalense está dedicado a este pintor: Francisco de Herrera el Mozo, entre Sevilla y Madrid, trabajo de Enrique Valdivieso publicado en 2015 por el Servicio de Archivo y Publicaciones de la Diputación de Sevilla.
 
 Sobre el libro:

Francisco de Herrera el Mozo (1627-1685) fue uno de los grandes talentos del arte barroco en España, dado que ejerció como pintor y también como arquitecto, grabador y escenógrafo. Fue sin duda el artista que más impulsó el proceso pictórico hispano hacia la plasmación de formas plenamente barrocas, aparatosas y dinámicas. Realizó su formación en el seno del taller paterno y, por ello, sus primeros conceptos artísticos debieron de estar vinculados al recio y vigoroso naturalismo practicado por su progenitor, Francisco de Herrera el Viejo. Ninguna noticia poseemos de su juventud excepto su matrimonio en 1647 que, por razones desconocidas, se disolvió en pocos meses. En Italia, se dedicó a perfeccionar sus conocimientos artísticos estudiando a los maestros del pasado y también a los grandes pintores de su momento, que protagonizaron el barroco en Roma.  A su regreso de Italia, trabajó en Sevilla, pudiendo llegar a fundar en 1660 junto con Murillo una academia de pintura, de la cual fue primer presidente. Sin embargo, decidió instalarse en la corte madrileña, donde sin duda alguna tuvo la pretensión de ser nombrado pintor del rey, cargo que terminó obteniendo y que compaginó con el de maestro de las obras reales. 

 Sobre el autor:

Enrique Valdivieso nació en Valladolid y en esa ciudad cursó estudios universitarios en sus años comunes que completó en la Universidad Complutense de Madrid. Regresado a su ciudad natal, realizó allí su Licenciatura y Doctorado al tiempo que se inició en la docencia. En 1974 alcanzó por oposición la plaza de profesor adjunto, de la que no llegó a tomar posesión, por haber alcanzado al año siguiente la agregación de cátedra en la Universidad de La Laguna.

A partir de 1976 ejerció la docencia y la investigación en la Universidad de Sevilla, primero como agregado y después como catedrático, en la que continúa en activo como catedrático emérito.

En Sevilla ha publicado numerosos libros como los catálogos de las pinturas de la Catedral, del Palacio Arzobispal, del Hospital de la Caridad, de la Universidad de Sevilla y del Museo de Bellas Artes. Estudió las clausuras en un libro titulado Sevilla oculta y también ha realizado obras dedicadas a estudiar en conjunto la historia de la pintura sevillana y la pintura barroca. Ha dedicado numerosas monografías a pintores sevillanos como Roelas, Pacheco, Zurbarán, Murillo y Valdés Leal. También ha realizado exposiciones dedicadas a estos importantes pintores de la ciudad.

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